¿Como funciona un pulsómetro óptico de muñeca? ¿Que ventajas tiene?
Seguro que os habéis preguntado más de una vez como funciona un pulsómetro de muñeca. ¿Como podrá este aparatito medir mi pulso? La respuesta es muy sencilla:
Un pulsómetro óptico mide tu pulso simplemente mirando y contando cuantas veces pasa la sangre por tus arterias.
Parece sencillo ¿no? El pulsómetro emite una luz sobre tu muñeca y a partir de la luz reflejada puede saber si el corazón está bombeando en ese momento o no.
Esta técnica se denomina fotopletismografía o PPG (de Photo Plethysmo Graphy), y consiste, como os comentaba, en iluminar los vasos subcutáneos y medir la luz reflejada, que variará en dependiendo de la cantidad de hematíes (glóbulos rojos) que circulan en cada momento. Así se consigue detectar cambios en el volumen de sangre, que se corresponden directamente con cada latido de nuestro corazón.
La mayoría de los pulsómetros de muñeca utilizan también el acelerómetro integrado como ayuda para saber si el pulso se está leyendo bien. Incluso algunos utilizan esta información para interpretar mejor los datos recogidos por el sensor óptico, “maquillando” en cierta medida los datos del pulso.
¿Pueden leer más cosas aparte del pulso?
Normalmente, estos sensores emiten una luz verde para ver cuando circula más sangre, pero la inclusión de más tipos de luz permite medir más cosas. Por ejemplo, añadiendo luces rojas e infrarrojas se puede medir la saturación de oxígeno en sangre (SpO2). Como la oxihemoglobina (HbO2) y la desoxihemoglobina (Hb) absorben de diferente forma estas longitudes de onda (roja e infrarroja) el dispositivo puede saber cuando la sangre transporta oxígeno o no.
Realmente un dispositivo de este tipo mide normalmente las variaciones de saturación de oxígeno en sangre y no el valor concreto de SpO2, pero aún así, si detecta una variación amplia puede alertarte de un posible problema de salud.
Adicionalmente, al medir la variación de oxígeno puede saber también cuando estás respirando. Un uso muy típico de esto es en las sesiones de respiración guiadas que ofrecen la mayoría de dispositivos de calidad.
¿Que factores externos influyen en la correcta lectura del pulso?
Lo primero es la correcta colocación de la pulsera. Bien sujeta y un par de centímetros por encima del hueso de la muñeca. Es necesario que la pulsera no se mueva mucho para no captar luz del exterior que pudiese falsear las lecturas.
Otros factores que influyen en la lectura son:
- El color de la piel. Cuanto más clara es la piel mas precisas serán las lecturas. Incluso la presencia de mucho vello, y obviamente los tatuajes, puede afectar negativamente a las lecturas.
- La temperatura, que influye directamente en la perfusión tisular de la sangre. A más frío peores lecturas, ya que el cuerpo enviará menos sangre a las zonas superficiales para perder menos calor.
- Los movimientos irregulares empeoran la calidad de las lecturas. Esto se debe a que muchos pulsómetros “maquillan” por software sus resultados con la información obtenida del acelerómetro integrado, de ahí que funcionen mejor en deportes con movimientos rítmicos.
¿Qué factores de fabricación influyen en la correcta lectura del pulso?
Indudablemente, lo primero es la calidad del sensor, pero la precisión de la lectura puede mejorarse mediante algoritmos y la incorporación de datos de otros sensores.
Realizando un pequeño examen visual a una pulsera de actividad pero podemos saber mucho del sensor de ritmo cardíaco si nos fijamos en:
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El tamaño del sensor. Desgraciadamente, el tamaño importa, pero hasta cierto límite. Cuanta más área pueda “ver” el sensor mejor, pero siempre que la luz de los emisores LED pueda reflejarse en él a través de la piel. En un sensor muy grande algunas zonas pueden quedar a la sombra y no servir para nada.
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La potencia de la luz. Cuanta más potencia más fiables serán las lecturas y menos interferencias de la luz ambiente.
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Las longitudes de onda empleadas. Usar luces de más colores mejora mucho la calidad de las lecturas. Muchos tienen solo luz verde, mientras que los más modernos cuentan LEDs infrarrojos y/o azules.
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La distancia entre la luz y el sensor. Si la luz está muy cerca del sensor, esta puede transmitirse horizontalmente a través de la capa superior de la piel (en vez de reflejarse en la sangre) dando lugar a falsas lecturas. El sensor recibirá demasiada luz y estará “cegado”. Esto pasa con sensores pequeñitos de pulseras baratas y empeora muchísimo cuando comienzas a sudar.
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La cantidad de sensores. Actualmente, pocas pulseras de actividad cuentan con sólo un sensor. Sin embargo, si hay más de uno deben cumplir los puntos previos para obtener buenas lecturas.
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Los sensores adicionales. Por ejemplo, un Apple Watch 4 o posterior incluye unos electrodos de cristal a través de los que puede medir los impulsos eléctricos del corazón. Las pulseras de actividad y relojes deportivos equipados con este sensor incluso podrán realizarte un electrocardiograma básico.
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La potencia de procesado. Los datos obtenidos por todos los sensores tienen que ser interpretados, procesados y traducidos, siendo necesario una CPU potente (para lo que puede caber en una pulsera). Todo esto empeora con la inclusión de más sensores, que si bien mejoran las lecturas introducen más datos que leer y procesar, introduciendo retardos al mostrar los datos.
¿Cómo son de fiables las lecturas de un pulsómetro óptico?
Han corrido ríos de tinta sobre este tema, y hay multitud de estudios con resultados dispares.
Algunos que el error puede ser del 13% y otros lo sitúan sobre el 6%. Todo depende del dispositivo que se analice, y del tipo de actividad que se monitorice. Tradicionalmente, los pulsómetros ópticos dan peores resultados cuanto más alta es la frecuencia cardíaca o cuanto mayor son las variaciones. Además, son un poco lentos, mostrando un pulso más bajo que el real cuando se inicia la actividad o cuando entras en un intervalo de alta intensidad.
Obviamente, non son dispositivos tan precisos como las bandas pectorales, pero los fabricantes ya han apostado firmemente por ellos, e irán introduciendo novedades que progresivamente mejoren la precisión de sus lecturas.
Sin embargo, presentan una clarísima ventaja respecto a los dispositivos pectorales: Pueden medir tu pulso día y noche, lo que les permite calcular con precisión tu estado de forma, tus pulsaciones en reposo, tu frecuencia cardíaca de reserva, e incluso decidir a qué hora del día te conviene más entrenar.